Mi desempeño profesional como desarrolladora de grupos en centros educativos

Introducción:

Desde mi experiencia como estudiante de Psicología Escolar, he aprendido que el funcionamiento de un grupo dentro del contexto educativo no ocurre de forma espontánea ni automática. Detrás de cada grupo que logra convivir, trabajar en equipo y alcanzar objetivos comunes, hay procesos internos que requieren tiempo, observación y acompañamiento intencionado.

Llevar adelante el funcionamiento saludable de un grupo implica mucho más que reunir a estudiantes en un mismo espacio. Significa facilitar la construcción de vínculos, promover la comunicación efectiva, gestionar los conflictos con respeto y guiar el desarrollo de habilidades sociales que permitan una convivencia positiva. Cada grupo es único: tiene su ritmo, sus desafíos y su forma particular de relacionarse. Por eso, intervenir con sensibilidad, conocimiento y herramientas adecuadas es una tarea esencial dentro del rol del psicólogo escolar.

En este sentido, el acompañamiento grupal no solo apunta a mejorar la dinámica del aula, sino también a fortalecer el bienestar emocional de sus integrantes, crear un clima de respeto y colaboración, y favorecer el aprendizaje en todas sus dimensiones. Esta introducción es el punto de partida para reflexionar sobre cómo, desde nuestro rol como futuros profesionales, podemos contribuir activamente al buen funcionamiento de los grupos escolares.

Desarrollo:

-Entender el grupo como un sistema en movimiento:

Una de las cosas que más me ha impactado durante mi formación como estudiante de Psicología Escolar es comprender que los grupos no son estructuras fijas ni estáticas. Al contrario, son sistemas vivos, en constante cambio, donde cada integrante influye en el otro y donde las emociones, los roles, las dinámicas y los vínculos se transforman día a día.

Un grupo escolar, por ejemplo, atraviesa distintas etapas: al inicio puede haber incertidumbre o necesidad de pertenencia; luego aparecen los primeros conflictos, que son naturales y, si se abordan de manera adecuada, pueden convertirse en oportunidades para crecer. Más adelante, el grupo empieza a organizarse, a encontrar su ritmo, a reconocer las fortalezas de cada uno. Y finalmente, si se logra una buena cohesión, puede funcionar como un equipo que coopera, se apoya y avanza con objetivos comunes.

Para mí, como futura psicóloga escolar, entender al grupo como un sistema en movimiento implica observarlo con una mirada atenta y flexible. También me ha enseñado a no tenerle miedo al conflicto. Antes pensaba que los desacuerdos o los choques entre compañeros eran señales de que algo iba mal. Ahora veo que son parte del proceso, y que lo importante no es evitarlos, sino saber cómo gestionarlos con respeto, diálogo y estrategias que fortalezcan los vínculos.

Desde esta perspectiva, intervenir en un grupo no significa imponer soluciones, sino facilitar espacios donde puedan expresarse, escucharse y construir juntos nuevas formas de convivir. Significa comprender que cada grupo tiene su propio ritmo, sus propias reglas no escritas y una historia compartida que influye en todo lo que pasa.

Entender al grupo como un sistema en movimiento me ayuda a asumir mi rol de manera más humana, más cercana y más realista. Porque no se trata de buscar grupos “ideales”, sino de acompañar procesos genuinos, donde cada estudiante tenga la oportunidad de ser, crecer y convivir con los demás de una forma saludable y significativa.

-Dimensiones que impulsan el desarrollo grupal:

•Creer: Cuando se trabaja la confianza dentro del grupo, se nota. Los estudiantes se animan a hablar, a equivocarse, a intentar. Y eso impacta directamente en su bienestar y en su aprendizaje.

•Crear: La creatividad no solo es hacer cosas lindas, también es encontrar nuevas maneras de resolver problemas o de pensar en conjunto. Fomentarla en el aula abre posibilidades increíbles.

•Comunicar: A veces, los mayores conflictos surgen por no saber expresar lo que uno siente o necesita. Enseñar a comunicarse de forma clara y con respeto es una inversión a largo plazo.

•Compartir: Cuando se comparten ideas, materiales, experiencias, el grupo se enriquece. Y se fortalece ese sentimiento de “somos parte de algo juntos”.

•Comprometer: Lograr que los chicos y chicas se comprometan con el grupo y con sus tareas no es sencillo, pero cuando lo hacen, la dinámica cambia por completo. Hay más responsabilidad, más motivación.

•Colaborar: Trabajar en equipo no es lo mismo que dividir tareas. Implica construir juntos. Y eso requiere práctica, paciencia y acompañamiento.

•Contribuir: Cada estudiante tiene algo único para aportar. Ayudarlos a descubrirlo y valorarlo es una forma de fortalecer su autoestima y su participación.

•Criticar: En un grupo sano, se puede decir lo que no está funcionando sin herir al otro. Aprender a dar y recibir críticas de manera constructiva es una habilidad que se entrena.

•Consensuar: Tomar decisiones en conjunto es una de las formas más potentes de empoderar al grupo. Todos se sienten parte y eso genera compromiso.

•Cohesionar: La cohesión es ese “pegamento” invisible que une al grupo. Se construye con tiempo, confianza, rituales, juegos y muchos momentos compartidos.

Estas dimensiones no solo me guiaron durante esta experiencia, también me sirven como mapa para mi futura práctica profesional. Son herramientas que pienso seguir utilizando para construir espacios donde los estudiantes se sientan parte, escuchados y seguros.

-Convertir un grupo en un equipo; una meta posible:

Algo que me quedó muy claro es que no todos los grupos llegan a funcionar como verdaderos equipos. Pero eso no significa que no puedan hacerlo. La diferencia está en el tipo de relaciones que se construyen, en los acuerdos que se logran y en la forma en que se enfrentan los desafíos.

Para que eso suceda, es fundamental trabajar sobre valores como el respeto, la confianza mutua, la responsabilidad compartida y el sentido de pertenencia. También es importante que haya un liderazgo que acompañe y oriente, no que controle. Como futura psicóloga escolar, me propongo facilitar esa transformación desde el acompañamiento cotidiano, promoviendo dinámicas que fortalezcan el grupo y apoyando también a los docentes en su tarea de guiar y sostener.

-Mi proyección profesional; acompañar, sostener y transformar:

Después de esta vivencia, tengo mucho más claro el tipo de psicóloga escolar que quiero ser. Me interesa trabajar con grupos desde una mirada integral, entendiendo que lo emocional, lo social y lo cognitivo están profundamente conectados.

Algunas de las acciones que me propongo llevar adelante en el futuro incluyen:

-Realizar diagnósticos del clima grupal para saber cómo están funcionando los vínculos y detectar necesidades.

-Diseñar talleres que ayuden a fortalecer habilidades sociales, emocionales y comunicativas.

-Promover actividades entre pares que fomenten el apoyo mutuo y prevengan situaciones de aislamiento.

-Integrar herramientas tecnológicas de manera ética y pedagógica para enriquecer las propuestas grupales.

-Involucrar a las familias y a otros miembros de la comunidad educativa para crear redes de contención más amplias.

-Cierre: acompañar desde el corazón y el conocimiento.

La escuela es mucho más que un lugar para aprender contenidos. Es un espacio donde se construyen vínculos, se exploran emociones y se forma la identidad. Acompañar los procesos grupales desde la Psicología Escolar es una forma de contribuir a que esos espacios sean más justos, más humanos y más enriquecedores.

Me llevo de esta experiencia no solo herramientas técnicas, sino también una enorme motivación por seguir formándome y creciendo. Mi compromiso es estar presente, escuchar activamente y proponer caminos que ayuden a cada grupo a desarrollarse como una comunidad donde se aprende, se cuida y se crece juntos.

Porque educar en grupo es también enseñar a convivir, a respetar, a construir con otros. Y ahí es donde la Psicología Escolar tiene un rol profundamente transformador.

Conclusión:

A lo largo de esta experiencia formativa, he podido reafirmar que trabajar con grupos en el contexto escolar no es solo una parte del quehacer del psicólogo escolar, sino una de sus funciones más transformadoras. Acompañar a un grupo significa mirar más allá de las conductas individuales, entender las dinámicas que se construyen colectivamente y promover espacios donde cada estudiante pueda crecer en lo académico, lo emocional y lo social.

Entender que los grupos son sistemas en constante movimiento me ha permitido ver el valor de cada etapa, incluso de los momentos de conflicto, como oportunidades para intervenir, contener y orientar. Las dimensiones del desarrollo grupal, que aprendí y apliqué durante mi práctica, serán herramientas fundamentales en mi futuro profesional. Me impulsan a trabajar con compromiso, empatía y creatividad para fortalecer el sentido de pertenencia, el respeto mutuo y la colaboración dentro de los espacios educativos.

Mi compromiso como futura psicóloga escolar es seguir aprendiendo, acompañar con sensibilidad, y contribuir a que cada grupo se transforme en una verdadera comunidad de aprendizaje, donde cada voz tenga lugar, cada vínculo cuente, y cada estudiante encuentre un espacio para desarrollarse en armonía con los demás.

Quiero agradecer al facilitador de esta asignatura Vladimir Estrada, el cual nos guía a lo largo de este camino y nos facilitó las diferentes clases donde aprendimos todo lo relacionado de un grupo y que es muy importante e interesante conocer este tema.

Espero que les guste y que le puedan sacar provecho a este contenido.

Estoy para servirle, Nayeli Camacho futura psicóloga educativa.

Referencias:

Báez, M. E., & Bordignon, F. (2017). El psicólogo escolar y el desarrollo grupal. Buenos Aires: Ediciones Novedades Educativas.

Cohen, E. G. (2001). Diseñando la interacción en el aula: estrategias para grupos heterogéneos. Barcelona: Ediciones Paidós.

Vygotsky, L. S. (1995). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona: Crítica.

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Nayeli Camacho Cruz

Soy Nayeli Camacho, estudiante de psicología escolar en la universidad oym